Samar Habib, 'Políticas queer, Palestina y activismo Palestino de lesbianas en Israel'

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Políticas Queer, Palestina y Activismo Palestino de Lesbianas en Israel1

Por Samar Habib

Introducción

Allá en 2006, mientras revisaba mi monografía Female Homosexuality in the Middle East (Homosexualidad Femenina en el Medio Oriente), descubrí la existencia de Aswat, una organización palestina de lesbianas. Esto fue al leer un artículo en la internet sobre Rauda Morcos, la primera directora de Aswat. Morcos, quien es una activista lesbiana en Palestina, fue expuesta en un periódico israelí después de una entrevista que se le hizo sobre su activismo en contra de la opresión y ocupación de Israel. Cuando conocí a Morcos el 31 de enero de 2008, me pudo decir que revelar su homosexualidad no fue una opción para ella y que las consecuencias del artículo que reveló su homosexualidad en el titular (y que incluía una fotografía grande de ella) fue un primer evento de malas consecuencias. Como resultado de haberse revelado su lesbianismo, Morcos fue hostigada repetidamente, físicamente atacada y su auto destrozado tantas veces que su carrocero local en Kufur Yassif dejó de cobrarle por arreglarlo. Morcos también perdió su sustento y su posición como educadora debido a su negativa de desmentir su orientación sexual una vez que se hizo del dominio público. Aproximadamente en la misma época en que esto sucedía a Morcos, dos lesbianas palestinas decidieron crear una lista de correos electrónicos para lesbianas árabe-israelitas. En sus modestos principios, Aswat tenía ocho miembros que se reunieron por primera vez en 2002, y debido a su situación grave y sentido de urgencia en común, esta primera reunión duró ocho horas. En 2003, Aswat se formó oficialmente como un grupo dividido dentro de la organización feminista de Palestina Kayan, y los miembros de Aswat empezaron a aumentar exponencialmente. Pronto Aswat tuvo su propio sitio web y mujeres de todas partes del mundo árabe se suscribían a los foros y se ponían en contacto con el grupo acerca de las actividades planeadas por Aswat. Parecía, según Morcos declaró en una entrevista radiofónica en la estación al-Shams en Nazaret durante mi visita, que Aswat “nació de la necesidad”.

Aswat es una organización árabe de lesbianas única en el sentido de que está al mismo tiempo en Medio Oriente así como en un país un tanto europeo en que las vidas de los palestinos frecuentemente reflejan las vidas de otras comunidades árabes diseminadas en Occidente. Como comenta Nadia2, una socióloga en formación: “Vivimos dentro de ambos, un país “árabe” cuando estamos en nuestros hogares y después cuando inmigramos a Israel, un país europeo, todos los días. A diario representamos esta migración como refugiados en nuestra propia tierra. Esto es lo que se siente vivir con la ocupación israelí y la mentalidad de segregación que predomina”. Aun cuando Aswat apareció en un momento de la historia que también vio la fundación de otros grupos autóctonos de LGBTIQ, como Meem y Helem en Líbano, se le ha reconocido al recibir premios internacionales de LGBTIQ, como el Premio Volverse Visible (de Austria) y el Premio Felipa De Souza (otorgado a Morcos por IGLHRC) precisamente por el privilegio de visibilidad que puede tener la organización en un país que no procesa (o persigue) a gays y lesbianas. A diferencia de Meem y Helem en Líbano, por ejemplo, y las organizaciones que tratan temas de LGBTIQ de manera indirecta (por ej. clandestina) en Egipto y en cualquier otra parte en el mundo árabe, como organización, no se fuerza a Aswat a pasar a la clandestinidad. Como resultado, las actividades de Aswat dedicadas a dar a conocer la existencia de ayuda social a las personas o grupos a quienes van dirigidas, sus publicaciones y compromiso comunitario están todos visibles en su sitio en la web, junto con acceso libre a detalles acerca de dónde y cuándo se celebran reuniones regulares de apoyo.3 Esto no significa que su combinación de voluntarias y de dos trabajadoras asalariadas de medio tiempo sean en sí visibles. Al contrario, Morcos, quien es ahora la anterior coordinadora general del grupo, junto con Samira Saraya, la coordinadora actual, permanecen como las únicas representantes auto-proclamadas del grupo.

Si bien en muchos sentidos Aswat está en una posición mejor que organizaciones similares en el mundo árabe, sería totalmente ingenuo elogiar al estado israelí por ayudar de algún modo a un grupo secular de Palestina de derechos humanos como Aswat, como muchos en el LGBTIQ internacional quisieran pensar. Ya que se debe precisamente a las políticas militares y económicas de Israel que las comunidades árabes dentro de Israel y de los territorios ocupados se han vuelto tan resistentes a la homosexualidad. Sin tener acceso a una educación adecuada y continua y a instalaciones tales como institutos de investigación, sin la infraestructura necesaria para un estado palestino progresista, el estado israelí es responsable directamente de la degeneración y destrucción del movimiento pan-árabe, socialista y democrático mejor conocido por sus décadas de infitah (apertura) durante los años cincuenta y sesenta, que empezó a declinar después de la derrota de 1967 y que finalmente fue remplazado por un islamismo militante como una opción viable (y lamentable) para resistir la ocupación y la opresión.

Resulta difícil maniobrar entre la ira que obsesiona a uno como ser humano sensible a la diaria humillación de gente inocente a manos de un estado militar como Israel, y la ira que obsesiona a uno como un ser humano homosexual sensible a las humillaciones diarias de gente igualmente inocente oprimida por el patriarcado y la falsa piedad, como tiende a ser el caso en los territorios ocupados y los barrios árabes de Israel. Esto no significa aseverar el binario sencillo de mundo árabe igual a atrasado, mientras mundo “occidental” igual a “liberalismo” y que la libertad individual no es problemática o incluso falsa, porque a pesar de las dificultades, no podemos olvidar muchas instancias de compasión que pasan inadvertidas. Como el carrocero compasivo de Morcos o su familia cariñosa y que la apoya, por ejemplo. El mundo árabe no está exento de su parte justa de intentos genuinos para conseguir derechos sexuales de mujeres y minorías de género, al igual que buscar proteger los derechos individuales en forma más general.5 Sin mencionar que la homofobia en su configuración actual ha nacido de una combinación de modernidad y militarismo, mientras que el mundo árabe clásico estaba mucho más cómodo con el cuerpo y con una variedad de deseos sexuales.