SITUACIÓN Y DINÁMICA DEL MOVIMIENTO DE MASAS Y DE LAS CORRIENTES FEMINISTAS en America Latina

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III. Nuestra orientación

27. Frente a cualquier forma de opresión, la única salida es la autorganización de los oprimidos para combatirla. El caso de las mujeres no es diferente. Es la autorganización independiente de las mujeres mismas la que podrá forzar las reformas legales y en la política económica estatal actual, y los cambios en las organizaciones sociales y políticas y de masas, que constituyen tanto mejoras en su situación inmediata como alientos y mejores condicio-nes para su continuada lucha. Es a partir de esta autorganización como base fundamental del movimiento por su liberación que se podrá alcanzar la fuerza numérica y el desa-rrollo político necesarios para tener un peso real favorable en el devenir de los acontecimientos; tanto hoy como después de la revolución.

Sólo es a través de un proceso de autorganización que las mujeres podrán irse transformando a sí mismas, colectiva e individualmente, en lo público y lo privado, de tal modo que el papel tradicional que cumplen pueda reemplazarse por un nu-evo concepto y una nueva realidad de lo que es ser mujer, construyéndose estos en la lucha misma.

28. Una lucha feminista a fondo, consecuente, no es sólo por la igualdad formal entre mujeres y hombres, sino por revolucionar por completo las relaciones entre éstos, eliminando la construcción histórico-social de género. Este cambio no puede consumarse dentro de los marcos de la sociedad de clases, y particularmente dentro del contexto latino-americano actual de explotación y opresión, dominados nuestros paí-ses por el imperialismo. En este sentido está en el interés de todas las mujeres luchar por el derrumbe del sistema capitalista patriarcal que nos o-prime y la construcción de una sociedad socialista, democrática y plural. Sólo esa revolución y esa nue-va sociedad pueden sentar las ba-ses para eliminar de raíz la opresión que las mujeres viven actualmente.

Sin embargo, la eliminación de la opresión de las mujeres no es automática con la revolución anticapitalista ni en la sociedad poscapitalista. Para que las mujeres puedan transformar sus propias vidas, ser sujetas revolucionarias para la toma del po-der con el derrumbe de los regíme-nes burgueses actuales y tener la fuerza para influir favorablementesobre los acontecimientos en una sociedad posrevolucionaria, necesitan constituirse desde ahora en un movimiento político basado en sus demandas de género.

La constitución de ese movimiento las transformará en sujeto político en lucha por sus propios intereses; el interés histórico objetivo de las mujeres en la eliminación de la sociedad de clases patriarcal sienta las bases para su transformación en sujeto revolucionario. Esta transformación se podrá dar en la práctica conforme el desarrollo político del mo-vimiento mismo y su vanguardia.

29. Para construir este movimiento hoy, hay que partir de las condicio-nes, las formas de organización y las demandas que las mujeres sienten como suyas, sean éstas de género o no. La autorganización de las muje-res por sector social en torno a sus demandas más sentidas forma parte esencial del fortalecimiento de las mujeres social, colectiva y, por lo tanto, individualmente, creando mejores posibilidades para --aún cuando no llevando automáticamente a-- su concientización en torno a la opresión de género.

Sin duda, la lucha de las mujeres por sus propias demandas seguirá sumamente ligada a las luchas del conjunto del pueblo trabajador, aun con la conformación de un movimiento político propio. En la construcción de ese movimiento seguramen-te se combinarán demandas generales de clase con demandas de género como bases de su unidad. Por lo tanto, la dinámica del mismo seguramente incluirá alzas y bajas en el planteamiento de demandas específicamente feministas.

Un mayor nivel de organización del movimiento popular favorece la posibilidad de las mujeres de avanzar en el planteamiento y la lucha por sus propias reivindicaciones. Ello porque un nivel mayor de coordinación y unidad no sólo implica más posibilida-des de ganar, sino también mayor ni-vel de politización, el establecimiento de bases unitarias más globales y la comprensión de que se necesita organizarse permanentemente, no sólo para atacar un problema, sino toda una serie de problemas.

En términos prácticos, implica que puede haber una mayor división de tareas del organismo de lucha y una atención más detenida al análisis de su realidad.

La participación de aquellas fuerzas que tienen como objetivo la ampliación de la conciencia de las mujeres para incluir su opresión como tales se vuelve más eficaz al alcanzar a más mujeres.

Pero no es mecánica la relación entre movimiento popular general y el avance de las mujeres. Por ello se necesita de una expresión política propia como mujeres, y ello se logrará sólo a través de un esfuerzo cons-ciente por promover en cada movimiento un creciente descubrimiento y politización de la opresión de género, lo que podemos denominar la feministización de las demandas, la organización y la dinámica política del movimiento de mujeres.

30. En el proceso mismo de la cons-trucción del movimiento, se enfrentarán distintos problemas:

a) Ante la diversidad de sus demandas, que refleja no sólo las necesidades diferentes, sino también niveles de conciencia diferentes, hay que aprovechar cada oportunidad para conjuntar luchas y establecer un sistema de demandas que pueda hacerlas avanzar hacia la conformación de un movimiento político cada vez más claramente delineado como tal.

b) Ante los peligros del clientelismo y el asistencialismo, se necesita fortalecer tanto la democracia interna en las organizaciones de masas en general y los espacios políticos y las organizaciones de mujeres en particular, al igual que asegurar un funcionamiento democrático en el movimiento de mujeres en su conjunto. Por otro lado, se debe enfatizar el carácter político de las demandas de las mujeres —no se solucionan con la caridad— y la imperiosa necesidad de mantener su movimiento independiente de la burguesía y de su Estado.

c) A pesar de las dificultades que tienen las mujeres trabajadoras para participar sindical y políticamente, no hay que sacar como conclusión que no es central su participación en el movimiento de mujeres. Sencillamente la cantidad de mujeres que han entrado al mercado de trabajo implica que, con todo y los obstáculos a su participación, más mujeres participan sindicalmente que antes. Y cuando entran en un proceso colectivo de concientización y lucha en torno a su opresión como mujeres, a-demás de como trabajadoras, su a-vance es mucho más rápido y consistente políticamente que entre los otros sectores, debido a sus condiciones de vida y trabajo, su concentración numérica, en fin, su ubicación social.

d) Ante los intentos del Estado de coptar al movimiento de mujeres, particularmente al polo feminista del mismo, además de mantener en alto la necesidad de su autonomía por razones históricas, hay que avanzar en una política propositiva sobre el tipo de cambios que se consideran necesarios desde ahora a nivel gubernamental. Para ello, tendremos que promover los siguientes criterios, en el movimiento: distinguir entre servicios que el Estado tiene la obligación de proveer, con el máximo de control por parte de las usuarias, y que aceptemos o promovamos que el Estado organice a las mujeres (ca-so del Programa Mujer Hoy en Argentina). En el caso de proponer legis-lación¬, es más factible mantener la independencia del movimiento de mujeres al proponer o apoyar tal o cual iniciativa de ley. Pero a nivel del ejecutivo (secretarías o ministerios de salud, justicia, bienestar social o familiar), la forma de relación que el movimiento puede establecer con determinados programas estatales es más complicada. Si exigimos un programa de salud para la maternidad, por ejemplo, y se logra, no podemos simplemente dejar en manos del Estado su diseño, desarrollo y ejecución, pero tampoco el movimiento puede responsabilizarse completamente de ello. El criterio que pode-mos adoptar es el de propuestas y vigilancia de los programas, mas no asumir su funcionamiento.

En caso que la izquierda controle municipios, el objetivo de sus programas debe ser potenciar la autorganización del movimiento, como se hizo a partir del programa del Vaso de Leche desde la base en muchos municipios en Perú. La simple instrumentación del programa, sin la autorganización de las mujeres, ni garatiza el futuro del mismo, ni fortalece el movimiento de mujeres, ni, por lo tanto, los objetivos a largo plazo de la izquierda misma.

e) Ante el sexismo prevaleciente en el movimiento de masas y sus direcciones habrá que establecer mecanismos de discusión a su interior, fortalecer los espacios de las mismas mujeres en las organizaciones de masas, y promover el debate, no sólo en torno a propuestas concretas de acción y demandas, sino también en torno a las raíces, las manifestaciones y las salidas para la opresión de las mujeres, es decir, la discusión teórica.

31. Para que sea posible llevar adelante este proceso, se debe fortalecer el polo feminista de las organizaciones y el movimiento de mujeres:

a) fortaleciendo la recomposición de este polo para incluir cada vez más mujeres dirigentes de los movimientos de masas para que ellas, junto con las de los grupos autónomos, de las instituciones no gubernamentales, de los partidos políticos y jóvenes que hoy quieran incorporarse a esta lucha, puedan ir forjándose como vanguardia real del movimiento de mujeres en su conjunto;

b) estableciendo más espacios para la discusión política y teórica como vanguardia a través de encuentros, coordinaciones en torno a campañas concretas, publicacio-nes, seminarios, etc.;

c) orientando a este polo en el sentido de que su prioridad es la relación con el movimiento de mujeres en general de tal modo que pueda:

• aprovechar cada oportunidad de plantear demandas unitarias de género;

• aprovechar cada oportunidad de unificar el movimiento de muje-res;

• asegurar la continuidad del mis-mo;

• favorecer la reflexión y elaboración que constituye una memoria colectiva del mismo, y

• desarrollar alternativas independientes ante propuestas de la burguesía y su Estado.

Para poder hacer esto se tendrá que ir construyendo una alternativa política dentro del polo feminista en alianza con otros sectores que tienen una visión similar. También contribuiría a la construcción de esa alternativa el hecho de que se con-vencieran del feminismo otras co-rrientes y partidos revolucionarios, hoy claramente ausentes de la elaboración política al respecto.

Si las manifestaciones claramente feministas del movimiento de muje-res se debilitan, la organización de las masas de mujeres tenderá a ser socavada a la larga: las organizaciones sectoriales de masas tenderán a dispersarse o a ser manipuladas por otros intereses, lo que impli-caría un debilitamiento político que a la vez llevaría a la erosión orgánica.

32. La razón de ser de nuestras organizaciones revolucionarias es la de ser un instrumento político útil para que nuestros pueblos se organicen, propongan e instrumenten sus propios proyectos de nación, de acuerdo a sus intereses, contrapuestos a los de la burguesía y el imperialismo. La revolución y la nueva sociedad socialista que buscamos crear sólo puede ser del conjunto del pueblo trabajador y por lo mismo nuestra co-rriente marxista revolucionaria asu-me una concepción del feminismo que busca la transformación profunda, la subversión del orden establecido.

Para ello tenemos que ser los primeros promotores del movimiento de mujeres por su liberación y del debate dentro del movimiento de masas y con la izquierda revolucionaria acerca de la necesidad y las formas de construir este movimiento. 33. Casi todas las secciones están reorganizando y reformulando su perspectiva política para la cons-trucción del movimiento de mujeres.

Este esfuerzo se da en el contexto general de la necesidad de enfrentar con mayor eficacia la construcción de nuestras organizaciones y es parte de esa tarea. En lo relacionado con el trabajo de mujeres, se enfrentan los siguientes problemas:

• En mayor o menor medida no percatamos la dinámica central de radicalización de la mayoría de las mujeres y hemos tenido que dar un giro hacia los sectores de masas, trabajando a partir de las demandas inmediatas.

• La no masificación del feminismo, la no centralización del movimiento general de mujeres como movimiento político y las presiones sexistas de la sociedad en su conjunto son fuertes contrapesos a la manutención de una posición feminista consecuente.

• Hoy hay muchas(os) camaradas que no han sido formadas(os) en nuestra visión programática feminista, lo que dificulta la elaboración de una orientación política concreta para el movimiento.

• Todo esto hace que las dificultades objetivas que enfrentan todas las militantes sean poco contempladas por las direcciones y por tanto las tengan que enfrentar de manera individual.

• Por lo tanto, hay una menor preocupación por asegurar que las mujeres estén incluidas en tareas de dirección política.

Obviamente, las posibilidades que tiene cada sección para enfrentar esta situación difieren de acuerdo a su inserción social y acumulación de cuadros y el grado de conformación de un equipo de dirección colectiva.