Política de sanciones en un Partido feminista

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Política de sanciones en un Partido feminista

Los siguientes criterios sobre sanciones internas del partido respecto a la opresión de las mujeres fueron aprobados por el 6º Congreso Nacional realizado los días 1 al 5de noviembre en la Ciudad de México.
El presente documento es un aporte de la Comisión de las Mujeres del PRT a la reflexión sobre la política de sanciones en relación a la opresión de las mujeres. Especialmente nos pareció importante iniciar la reflexión por escrito ahora toda vez que a partir del congreso anterior se inició un nuevo esfuerzo por feministizar al partido. Creemos que a partir del pasado congreso, las militantes han sentido mucho mayor confianza para denunciar casos de agresión en su contra, lo que nos motiva a hacer la siguiente reflexión con el objeto de continuar profundizando la discusión iniciada hace dos años. Un partido que, como el nuestro, en su definición revolucionaria integra la perspectiva feminista se encuentra frente a grandes retos y contradicciones cuando elabora las normas y reglas de funcionamiento interno. Al ingresar a un partido revolucionario normalmente asuminos una cierta visión del mundo que al estar implícita en nuestros principios y que se vuelve una identidad comúnmente aceptada estableciéndose en la práctica un control social entre los miembros del partido revolucionario. Este control social se plasma en las normas y estatutos del partido y es llevado, por la Comisión de Control fundamentalmente y por todas las instancias del partido. Las sanciones tienen que ver con esto. Por ello son aceptadas por los militantes como una necesidad.
Existen valores históricamente aceptados por los marxistas en cuanto a la conducta de los militantes revoucionarios.
Sin embargo, cuando entramos al terreno de los cuestionarnientos feministas los valores se vuelven mucho menos comunes por varias razones entre las cuales se encuentra la juventud del movimiento feminista de masas (con respecto al movimiento revolucionario).
Las transformaciones en la conducta y en los valores que el feminismo propone no son socialmente aceptados, ni siquiera por todos los revolucionarios, porque éstos se ubican en el terreno de lo que históricanente se ha considerado la esfera de lo privado. De ahí que normar la vida del partido con criterios feministas no sea nada fácil.
Sabemos que no se trata de dar recetas ni modelos de vida. La búsqueda del hombre y la mujer nuevos es eso: una búsqueda. Sabemos que la liberación total de hombres y mujeres no tiene posibilidad en el sistema capitalista, pero precisamente uno de los aportes de nuestra corriente internacional es el reconocer la necesidad de luchar por el cambio desde hoy. No tomamos una posición cínica que diga "hoy no se puede cambiar, ya será en el socialismo". Nuestro compromiso revolucionario es luchar por el cambio desde hoy con todas las contradicciones y con todo lo desgarrador que el proceso pueda ser, Después de todo, la vida de las y los revolucionarios no se caracteriza por su comodidad.
En nuestra corriente marxista revolucionaria tenemos una concepción del feminismo como un movimiento que busca la transformación profunda, la subversión del orden establecido. No nos conformamos con que las mujeres tengan acceso a carreras, profesiones. puestos, grados, estímulos, recursos, etc. Nuestra lucha feminista no es sólo por la igualdad formal sino por revolucionar por completo las relaciones de género entre hombres y mujeres. Por eso es que nuestra concepción feminista atañe también a la esfera de lo privado. Nuestro propósito es feministizar lo público y también lo "privado". En la esfera de lo privado se expresa de manera fundamental la opresión de las mujeres. Por esfera de lo privado entendemos no sólo el espacio de la casa y de las relaciones interfamiliares sino fundamentalmente todo el aspecto de la subjetividad de hombres y mujeres en el que las relaciones de dominación de género se asientan más profunda y dolorosamente. Son siglos de entrenamiento para hombres y mujeres que se concentran en la formación de la subjetividad de unos y otras de manera distinta. Cambiar esto no es fácil pero esperemos que no nos tome otros tantos siglos.
Hemos considerado necesario introducir lo anteriormente expuesto con el objeto de ubicar la complejidad de la opresión de las mujeres y llamar la atención sobre la necesidad de profundizar sin aceptar frases hechas sobre opresión y liberación. También porque nos interesa explicar por qué hablarnos de que el partido no puede ser una isla. Los y las militantes no podemos liberarnos ni individualmente ni en grupos. Estamos viviendo cotidianamente la contradicción de luchar por un mundo nuevo a contracorriente con el resto de la sociedad pero a contracorriente también con nosotros mismos.
El gran problema es que a pesar de las dificultades que nos implica la realidad tenernos que establecer un cierto control social interno también en lo que se refiere a las relaciones de género. En ese sentido hemos tenido. avances muy importantes si tomamos en cuenta el cotexto tan adverso. La acción afirmativa y la existencia de porcentajes mínimos para ocupar cargos de dirección son dos importantes medidas en la construcción de un partido revolucionario feminista.
Sin embargo, existen otros aspectos de la construcción en los que aplicar criterios feministas es más dificil.
El control social para proteger a las militantes de actos de agresión de los militantes no es comúnmente aceptado.
Es decir. cuando se trata de feministizar lo público (acceso de las mujeres a instancias de dirección. delegadas. etc.) hay mucho menos problema que cuando se trata de feministizar el espacio de lo privado. El problema es que ahi está lo más grave de la opresión de las mujeres. Pensamos que las y los militantes tenemos que hacer esfuerzos serios por cambiar nuestra conducta y nuestras concepciones pero es evidente que este es un proceso largo y sinuoso. De ninguna manera creemos que se trate de recetas o manuales de buena conducta. Por tanto no creemos que el establecer sanciones sea una solución en sí misma a los problemas de opresión. No nos gusta reducir el asumo a una visión de crimen castigo, ni de castigos ejemplares, ni creemos que la "letra con sangre entra."

¿Entonces qué hacer?
Primero que nada reconocernos la necesidad de las sanciones. Las sanciones son necesarias para preservar al partido y esto incluye a las mujeres. Se requieren normas mínimas de respeto entre militantes, normas mínimas de convivencia que le den alas mujeres de este país un espacio en el que poder actuar políticamente con cierta confianza. Pensamos que esas normas mínimas pueden agruparse en tres rubros: Violencia (amenazas y golpes). Violencia Sexual (Hostigamiento y Violación) y Agresiones verbales de tipo sexista (valoraciones sexistas sobre la conducta de camaradas). Por supuesto que cada uno de estos rubros puede desglosarse un poco más y amerita niveles distintos de sanción, pero pensamos que son los aspectos minimos en torno a los cuáles hombres y mujeres del PRT debemos establecer reglas de convivencia. Sin reglamentar estos tres aspectos las mujeres estariamos totalmente desprotegidas en la vida partidaria. Las sanciones significan una acción defensiva para que las mujeres permanezcamos en el partido con una mínima garantía.
Como no creemos que el asunto sea de crimen y castigo, sabemos que para disminuir al máximo las agresiones a mujeres en el partido es necesario hacer otras cosas además de sancionar. Fundamentalmente se trata de una lucha ideológica, se trata de combatir conscíentemente la ideología patriarcal, su sistema de valores, sus costumbres, etc. Para ello necesitamos discutir organizadamente y con seriedad aspectos de la opresión de género que tienen que ver con lo llamado privado: sexualidad, subjetividad, maternidad-paternidad, etc.
De ninguna manera el partido puede normar la vida intima de los militantes a riesgo de convertirse en policía del pensamiento y de los sentimientos. Esa es una práctica del estalinismo y del nazismo que no corresponde a nuestra concepción marxista revolucionaria.
Pero lo que es obvio es que para entrar a fondo a la problemática de género el partido tiene que discutir aspectos de lo privado y lo subjetivo, buscando el equilibrio entre tres aspectos: las condiciones objetivas de la sociedad, el respeto a la individualidad y a los procesos personales de cada quien y el cuestionarniento de lo privado evidenciando su carácter social y político. Necesitamos además tomar en cuenta los distintos niveles de conciencia que integran nuestro partido para ubicar nuestras medidas en la realidad contradictoria del PRT.
Esto quiere decir que necesitamos integrar a la discusión política del partido y a su política de formación la discusión de estos temas. Tenemos que elaborar materiales y metodologías de formación que se adecúen a los distintos niveles. Pero ante todo debe haber un compromiso en la dirección de organizar junto con la Comisión de Mujeres la discusión al respecto.
El involucrarniento del conjunto de la dirección es fundamental puesto que se requiere erradicar la idea de que la opresión de las mujeres es problema de las mujeres.
La responsabilidad de feministizar el partido es de todos y todas. Lo que es evidente es que las mujeres requerimos de cierta correlación de fuerza interna para que la cuestión de género esté siempre presente. Evidentemente para ésta correlación interna es importante un fuerte movimiento de mujeres en el país. Pero además se requiere crear donde no hay y de fortalecer, donde los hay, espacios de discusión de las mujeres. No queremos que haya unas cuantas feministas especializadas sino que el conjunto de las mujeres del PRT encuentre una identidad de género y para ello requerimos discutir entre nosotras. La experiencia de la instancia de mujeres del CC es un avance muy importante que requerimos profundizar en busca de mayor correlación de fuerzas.
Pensamos que una expresión de correlación de fuerzas y de confianza en nosotras mismas será cuando en nuestras propias instancias de base demos la discusión sobre aquellos aspectos que nos oprimen. En ocasiones eso tiene mejor efecto que una sanción.
Necesitamos profundizar más la discusión sobre los distintos niveles de conciencia en el partido y también fuera del partido. Es importante discutir acerca de cómo deben actuar las y los militantes en el movimiento de masas. Explicamos qué entendemos por una conducta feminista de los militantes en el movimiento de masas sin confrontarnos violentamente: con su nivel de conciencia.
Nosotras tenemos confianza en el PRT y en que en su seno es posible que hombres y mujeres iniciemos un cambio profundo. Queremos que este Sexto Congreso marque un paso más en ese retomar el rumbo que iniciamos en el pasado congreso.

Comisión de mujeres del PRT (México)