Mette Buchardt, 'Queer - De despectivo a plataforma militante'
Mette Buchardt
Queer solía significar raro. ¿Qué significa después de décadas de uso militante?
No gay como en alegre sino queer como en jódete, es lo redactado en un eslogan. Al igual que marica y tortillera se transformaron de despectivos usados acerca de desviados sexuales y de género a una plataforma de lucha militante. A arte, programas televisivos y palabras de moda. Pero queer continúa siendo el marco de activismo político sexual y de género así como de una vida subcultural rica. Esto implica posibilidades y problemas.
En 1990, militantes de Nueva York se hartaron de los intentos de las organizaciones gays de ser aceptados bajo las premisas de una sociedad hetero-dominada y redactaron el manifiesto queer. Con declaraciones tales como odio a los hetero, la retórica fue descortés, por decir lo menos, para ambos, la heterosexualidad y los heterosexuales. Como el póster que decoraba las paredes en Copenhague durante el orgullo en 2007 que decía: Alto a los crímenes de odio, golpea a un hetero. La indignación fue enorme porque la guerra invertía el racismo. Si se ve detrás de esa redacción concreta, estas manifestaciones deben, sin embargo, entenderse como acciones más que como ideología dogmática. Acciones en que las cosas se voltean para revelar lo que tomamos por obvio. Un ataque en contra de las normas y de aquellos que las crearon, en lugar de un llamado a la comprensión. El activismo radical queer voltea la atención contra lo que casi nunca se menciona, ni siquiera en los movimientos gays enfocados a los derechos. De lo que se da por hecho. Heterosexualidad.
Queer como en crítico
El activismo radical queer atacó a los hetero evidentes al venerar a los repugnantes y perversos y al ser descortés con la normalidad. Desde entonces, mucha agua ha corrido hacia el río queer. En la teoría queer y en partes del dibujo militante, queer y miljø sobre la teoría, queer se define como una perspectiva crítica, no como algo que puedes ser o demandar.
Durante los años 90, grupos como Patruljen til Udrensning af Tvangsheteroseksualitet (Patrulla de Purga/Limpia Compulsoria Heterosexual), inspirados por la versión francófona de lesbianismo radical, por el manifiesto queer y por ellos mismos, definieron 'lésbico' como una 'no identidad'. Esta no identidad lésbica es imposible de afirmar (imposible de reconocer) en una sociedad hetero-sexista. De este modo, sirve como punto de partida para un ataque en contra del orden sexual existente, en lugar de un punto de partida para hacer trabajo 'positivo' para incrementar la visibilidad del lesbianismo. Formas más nuevas de activismo queer han dado otro paso hacia el exorcismo de la identidad. Inspirados por Judith Butler y por él mismo. Lo homo- y lo bisexual son vistos, junto con la heterosexualidad, como identidades. Las categorías y casillas impuestas sobre nosotros por tanto definirte a ti mismo por tu sexualidad desviada te meten en la casilla. Esto es parte del problema en lugar de la solución.
Darse cuenta no es ni nuevo ni insignificante. A fin de que los trabajadores entren en las fábricas tienen que entenderse a sí mismos como trabajadores. A fin de que los alumnos se comporten como alumnos, incluso malos alumnos, deben entenderse a sí mismos como alumnos. Si no lo hacen, se corre el riesgo de que huyan o que hagan algo completamente diferente de lo que se supone deben hacer en la escuela. Supongamos que los hombres rehúsan ser hombres, y las mujeres rehúsan ser mujeres, ¿qué clase de revoluciones se esperan?
El problema radica en el hecho de que no querer ser un trabajador, no querer ser un homo-, bi- o trans- está ya ampliamente difundido. ¿Quién no preferiría se le llamara gerente aunque recibiera el mismo sueldo miserable y no participara de las ganancias? ¿Cuántas personas no han permanecido en el closet por demasiado tiempo porque la otra cosa fuera de la heterosexualidad era un enorme caos inútil? ¿Y cuántas han dejado de autonombrase lesbianas por ser una palabra horrenda?
Queer como en closet
Como una crítica ofensiva contra lo hetero-social y sus expectativas, queer tiene potencial. Y algunas veces un nuevo queer tiene éxito en comunicar que también la gente hetero se encuentra encerrada por la hetero-normativa y deberían tener interés en cuestionarla. Ser realistas también porque el queer utiliza las formas culturales cuyos códigos para comprenderlas los posee la clase media hetero.
Pero la teoría queer en uso olvida algunas veces que marginar la desviación sexual también funciona a través de la invisibilidad. Si eres la clase de señora que le gustan otras señoras, llamándote por lo que eres tiene la ventaja de que acostarte con otras señoras se vuelva más fácil.
Si te aseguras que se sepa largo y tendido cuál es tu orientación sexual, logras tu deseo. ¡Al diablo con proclamarlo! Si el queer se mira a sí mismo ciego de la maldad de la categorización, se arriesga a pasar por alto el poder práctico de la hetero-normativa: el closet no desapareció a la vista del posmodernismo o por salir de él. En días malos, seguimos siendo hetero hasta que se compruebe lo contrario, incluso en una fiesta queer.