10/12 Resumen histórico y debate sobre los partidos : Andreu Coll

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  • Jaime Pastor, “Partido”, Viento Sur n. 50.
  • Pierre Rousset “Dos generaciones en la evolución de la izquierda radical europea” en VV.AA. 1968, El mundo pudo cambiar de base, Los libros de la Catarata.


K. Marx, Carta a LUDWIG KUGELMANN

En Hannover

Londres, 9 de octubre de 1866

....Tenía grandes temores en cuanto al primer Congreso en Ginebra, pero contrariamente a mis suposiciones, transcurrió bien[1], en líneas generales. Su repercusión en Francia, Inglaterra y América ha superado todas las esperanzas. Yo no podía ni quería asistir al Congreso, pero escribí el programa de los delegados londinenses[*]. Lo limité intencionadamente a los puntos que hacen posible un acuerdo inmediato para la acción conjunta de los obreros y que pueden satisfacer directamente las necesidades de la lucha de clases y fomentar la organización de los obreros como clase. Los señores de París tienen la cabeza atiborrada de las más hueras frases proudhonianas. Charlan de la ciencia y no saben nada. Mantienen una actitud despectiva hacia todo lo revolucionario, es decir, hacia toda acción que dimane de la propia lucha de clases, hacia todo movimiento social concentrado, que, por tanto, pueda llevarse también por medios políticos (por ejemplo, la reducción legislativa de la jornada de trabajo). Bajo el pretexto de libertad y antigubernamentalismo o individualismo antiautoritario, estos caballeros, que durante dieciséis años vienen soportando tan calladamente el más vergonzoso despotismo, ¡predican de hecho la economía burguesa ordinaria, sólo que idealizada a lo Proudhon! Proudhon ha hecho mucho daño. Su aparente crítica y su aparente oposición a los utopistas (él mismo era solamente un utopista pequeñoburgués, mientras que en las utopías de Fourier, Owen, etc., podemos encontrar el presentimiento y la concepción fantástica de un nuevo mundo) atrajo y conquistó al principio a la jeunesse brilliante, a los estudiantes, y luego a los obreros, sobre todo a los de París, que por estar ocupados en la producción de artículos de lujo se sienten «muy» inclinados, sin que tengan conciencia de ello, hacia la vieja basura. Ignorantes, fanfarrones, presuntuosos, charlatanes, henchidos de retorismo, estuvieron a punto de echarlo todo a perder, pues se presentaron al Congreso en un número que no guardaba ninguna relación con el de sus afiliados. En el informe, sin nombrarles directamente, pienso darles su merecido.


F. Engels, EL PROGRAMA DE LOS EMIGRADOS BLANQUISTAS DE LA COMUNA

[1]