Tithi Bhattacharya: Reproducción social del trabajo y clase obrera global
Teoria. Como no pasar de la clase Reproducción social del trabajo y clase obrera global 17/02/2018 | Tithi Bhattacharya [...] La fuerza de trabajo: la mercancía única y su reproducción social Marx introduce el concepto de fuerza de trabajo con gran deliberación. La fuerza de trabajo, en el sentido de Marx, es nuestra capacidad para trabajar. “Con la fuerza de trabajo o capacidad de trabajo nos referimos” explica Marx “al agregado de las capacidades mentales y físicas existentes en la forma física, la personalidad viva, de un ser humano, capacidades que él pone en movimiento siempre que produce un valor de uso de cualquier tipo” 7/. Obviamente, la capacidad de trabajar es una cualidad transhistórica que los humanos poseen sin importar la formación social de la que son parte. Lo que es específico del capitalismo, sin embargo, es que sólo bajo este sistema de producción, la producción de mercancías se generaliza a lo largo de la sociedad y el trabajo vuelto mercancía, disponible para la venta en el mercado, se convierte en el modo de explotación dominante 8/. Por ende, bajo el capitalismo, lo que se generaliza en la forma mercancía es una capacidad humana. En varios pasajes Marx se refiere al salvajismo que tal mutilación del yo exige. “El poseedor de fuerza de trabajo, en lugar de poder vender mercancías en las que se ha objetivado su trabajo, debe más bien verse forzado a vender como mercancía la fuerza de trabajo que existe sólo en su cuerpo viviente” 9/. Más aun, sólo podemos hablar de fuerza de trabajo cuando la trabajadora usa esa capacidad, o ésta “se convierte en una realidad sólo al ser expresada; es activada sólo a través del trabajo” 10/. Así que debe seguirse que, como la fuerza de trabajo es gastada en el proceso de producción de otras mercancías, por lo tanto “una cantidad definida de músculo, nervio y cerebro, etc., humanos”, el compuesto bruto de la fuerza de trabajo, “es gastada, y estas cosas tienen que ser reemplazadas” 11/. ¿Cómo puede restablecer la fuerza de trabajo? Marx es ambiguo en este punto: Si el propietario de fuerza de trabajo trabaja hoy, mañana debe estar listo de nuevo para repetir el mismo proceso en las mismas condiciones en cuanto a salud y fuerza. Sus medios de subsistencia deben por lo tanto ser suficientes para mantenerlo en su estado normal como un individuo trabajador. Sus necesidades naturales, como comida, vestimenta, energía y hogar varían de acuerdo con las peculiaridades climáticas y físicas de su país. De una parte, el número y alcance de sus así llamados requerimientos necesarios, así como la forma en que son satisfechos, son en sí el producto de la historia y dependen por lo tanto, en gran medida, del nivel de civilización alcanzado por un país; en particular dependen de las condiciones y los hábitos y expectativas con los que la clase de trabajadores libres ha sido formada 12/. Aquí vacilamos y sentimos que el contenido de la crítica de Marx es inadecuado a su forma. Hay varias preguntas que el pasaje de arriba genera y luego deja sin responder. Las marxistas y feministas de la reproducción social, como Lise Vogel, han llamado la atención sobre la producción de seres humanos, en este caso la trabajadora, que tiene lugar lejos del lugar de producción de mercancías. Las teóricas de la reproducción social quieren, correctamente, desarrollar más lo que Marx deja sin examinar. Esto es, ¿cuáles son las implicancias de que la fuerza de trabajo se produzca fuera del circuito de producción de mercancías, permaneciendo sin embargo esencial para él? El sitio históricamente más duradero para la reproducción de la fuerza de trabajo es por supuesto la unidad basada en el parentesco que llamamos la familia. Ésta juega un rol clave en la reproducción biológica –así como en el reemplazo general de la clase trabajadora– y en la reproducción de la trabajadora, mediante la comida, el abrigo y el cuidado físico, para que vuelva a estar lista para el siguiente día de trabajo. Pero estas funciones son desproporcionadamente sostenidas por mujeres bajo el capitalismo y son la fuente de la opresión de las mujeres bajo este sistema 13/. Pero el pasaje de arriba necesita desarrollo también en otros aspectos. La fuerza de trabajo, por ejemplo, como Vogel ha señalado, no es simplemente reabastecida en casa, ni siempre es reproducida generacionalmente. La familia puede formar el sitio de la renovación individual de la fuerza de trabajo, pero eso solo no explica “las condiciones bajo las cuales, y… los hábitos y el grado de confort con el cual” la clase trabajadora de una sociedad particular ha sido producida. ¿Qué otras relaciones sociales e instituciones están implicadas en el circuito de la reproducción social? La educación pública y el sistema de salud, instalaciones de esparcimiento en la comunidad, pensiones y beneficios para las ancianas y anciasnos, todas juntas componen esos “hábitos” históricamente determinados. De modo similar, el reemplazo generacional a través del parto en la unidad familiar basada en el parentesco, si bien es dominante, no es la única forma en la cual puede reemplazarse la fuerza de trabajo. La esclavitud y la inmigración son dos de las formas más comunes en las cuales el capital ha reemplazado trabajo dentro de las fronteras nacionales. De modo relacionado, presupongamos que cierta clase de canasta de bienes (x) es necesaria para reproducir a una trabajadora particular. Esta “canasta de bienes” que contiene comida, refugio, educación, salud y demás es entonces consumida por esta mítica (o algunas/os dirían universal) trabajadora reproduciéndose a sí misma. Pero, ¿el contenido y tamaño de la canasta de bienes no varía dependiendo de la raza, nacionalidad y género de la trabajadora? Marx parecía pensar eso. Consideremos su discusión de la trabajadora irlandesa y sus necesidades comparadas con las de otras trabajadoras. Si las trabajadoras disminuían su consumo (para ahorrar), Marx argumenta, entonces “se degradarían inevitablemente al nivel de las irlandesas, a ese nivel de trabajadoras asalariadas donde el mero mínimo animal de necesidades y medios de subsistencia aparece como el único objeto y propósito de su intercambio con el capital” 14/. Vamos a tener ocasión de discutir la cuestión de las diferentes necesidades produciendo diferentes tipos de fuerzas de trabajo más tarde, por ahora notemos simplemente que la cuestión de la reproducción de fuerza de trabajo no es de ningún modo sencilla. Como podemos ver, ya hay indicios de una totalidad compleja al considerar la morada oculta de la producción de Marx y su impulso estructurante sobre la economía de superficie. El esquema original de Marx, enriquecido ahora a través del marco de la reproducción social de la fuerza de trabajo, complica por completo la definición burguesa estrecha de la economía y/o la producción con el que comenzamos de manera fundamental. Más allá de la imagen bidimensional de la productora directa individual encerrada en el trabajo asalariado, comenzamos a ver surgir una miríada de capilares de relaciones sociales que se extienden entre el lugar de trabajo, el hogar, las escuelas y los hospitales –un todo social más amplio, sostenido y coproducido por el trabajo humano en formas contradictorias y sin embargo constitutivas. Si dirigimos nuestra atención a esas venas profundas que encarnan las relaciones sociales, en cualquier sociedad actual de hoy, ¿cómo podemos dejar de encontrar el sujeto caótico, multiétnico, multigrado y con capacidades diferentes que es la clase trabajadora global? Los dos tipos de producción y reproducción A este respecto, es importante aclarar que lo que hemos designado anteriormente como espacios separados: (a) espacios de producción de valor (punto de producción) (b) espacios para la reproducción de la fuerza de trabajo, pueden estar separados en un sentido estrictamente espacial, pero en realidad están unidos tanto en sentido teórico como operacional 15/. Son particulares formas históricas de aparición sobre las que el capitalismo se sostiene a sí mismo. De hecho, a veces los dos procesos pueden estar en curso dentro del mismo espacio. Considere el caso de las escuelas públicas. Funcionan tanto como lugares de trabajo o puntos de producción como también como espacios donde la fuerza de trabajo (del futuro trabajador) se reproduce socialmente. Como en el caso de las pensiones, en el caso de la salud pública o la educación, el Estado desembolsa algunos fondos para la reproducción social de la fuerza de trabajo. Es solo dentro del hogar donde el proceso de reproducción social permanece sin ser remunerado. La cuestión de las esferas separadas y de por qué son formas históricas de aparición es importante y vale la pena dedicarle algún tiempo. Una equivocación usual acerca de la teoría de la reproducción social es creer que ésta es acerca de dos espacios separados y dos procesos de producción separados: el económico y el social, usualmente comprendidos como el lugar de trabajo y el hogar. En esta comprensión, la trabajadora crea plusvalía en el trabajo, y es por lo tanto parte de la producción, de la riqueza total de la sociedad. Al final del día de trabajo, puesto que la trabajadora es libre bajo el capitalismo, el capital debe renunciar al control sobre su proceso de regeneración y por ende sobre la reproducción de la fuerza de trabajo. Marx, sin embargo, tiene una comprensión y una propuesta muy específica para el concepto de reproducción social. Primero, éste es un concepto teórico que despliega para llamar la atención sobre la regeneración de la fuerza de trabajo de la trabajadora o la reproducción de la fuerza de trabajo. Esta comprensión del teatro del capitalismo es importante porque, en este punto del argumento en el volumen 1 de El Capital, Marx ya ha establecido que, a diferencia de la economía burguesa que ve a la mercancía como el personaje central de esta narrativa (la oferta y la demanda determinan al mercado), es el trabajo el protagonista principal. Por ende, lo que ocurre al trabajo –específicamente, cómo el trabajo crea valor y en consecuencia plusvalor– da forma al conjunto del proceso de producción capitalista. “En el concepto de valor”, dice Marx en los Grundrisse, “el secreto del capital es traicionado” 16/. La reproducción social del sistema del capital –y es para explicar la reproducción del sistema que Marx emplea el término– no se trata por lo tanto de la separación entre una esfera no-económica y la económica, sino de cómo el impulso económico de la producción capitalista condiciona lo así llamado no-económico. Lo no-económico incluye entre otras cosas, qué tipo de Estado, de instituciones jurídicas y de forma de propiedad tiene una sociedad, mientras que éstas a su turno son condicionadas, pero no siempre determinadas, por la economía. Marx entiende cada nivel particular de la valorización del capital como un momento de una totalidad que lo conduce a afirmar claramente en El Capital: “cuando es visto, por lo tanto, como un todo conectado, y en el flujo constante de su renovación incesante, cada proceso social de producción es al mismo tiempo un proceso de reproducción” 17/. Este enfoque es mejor delineado en Beyond Capital de Michael Lebowitz. El trabajo de Lebowitz es un magistral análisis integrador de la economía política de la fuerza de trabajo, en el que muestra que comprender la reproducción social del trabajo asalariado no tiene que ver con un fenómeno externo o accidental que deba añadirse a la comprensión del capitalismo como un todo, sino que efectivamente revela importantes tendencias internas del sistema. Lebowitz llama al momento de la producción de fuerza de trabajo un “segundo momento” de la producción como un todo. Este momento es “distinto del proceso de producción de capital” pero el circuito del capital “implica necesariamente un segundo circuito, el del trabajo asalariado” 18/. Como lo resume Marx, correctamente y de manera pomposa: El proceso de producción capitalista, por lo tanto, visto como un proceso total conectado, esto es, un proceso de reproducción, no sólo produce mercancías, ni sólo plusvalía, sino que también produce y reproduce la relación misma de capital; de un lado al capitalista, del otro al trabajador asalariado 19/. Aquí, por reproducción social Marx quiere decir la reproducción de la totalidad de la sociedad, lo que nos lleva de vuelta a la mercancía única, la fuerza de trabajo, que necesita ser reabastecida y en última instancia reemplazada sin que haya ningún freno o interrupción al circuito continuo de producción y reproducción. Hay mucho en juego, tanto teórica como estratégicamente, en la comprensión de este proceso de producción de mercancías y la reproducción de la fuerza de trabajo como unificadas. A saber, (a) tenemos que abandonar no sólo el marco de trabajo de esferas discretas de producción y reproducción, sino que también (b) puesto que la reproducción está ligada con la producción dentro del capitalismo, tenemos que revisar la percepción de sentido común de que el capital renuncia al control sobre los trabajadores y trabajadoras cuando ellas dejan el lugar de trabajo. Teóricamente, si concedemos que la producción de mercancías y la reproducción social de la fuerza de trabajo pertenecen a procesos separados, entonces no tenemos explicación de por qué la trabajadora está subordinada aún antes de que el momento de la producción tenga lugar. ¿Por qué aparece el trabajo, en palabras de Marx, como “tímido y contenido, como quien está llevando su propio pellejo al mercado”? Es porque Marx tiene una visión unitaria del proceso que puede mostrarnos que el momento de la producción de la mercancía simple no es necesariamente el punto de entrada singular para la esclavización del trabajo. Por lo tanto, “en realidad”, nos dice Marx, “el trabajador pertenece al capital antes de haberse vendido a sí mismo al capitalista. Su atadura económica es a la vez mediada y ocultada por la renovación periódica del acto mediante el cual se vende a sí mismo, cambia de amos, y por las oscilaciones del precio de mercado de su trabajo” 20/. Pero este vínculo entre la producción y la reproducción, y la extensión de la relación de clase a la segunda, significa que, como veremos en la sección siguiente, los mismos actos donde la clase trabajadora se esfuerza por atender sus propias necesidades pueden ser el terreno para la lucha de clases. La reproducción ampliada: la clave para la lucha de clases ¿Qué ata a la trabajadora al capitalista? Bajo el capitalismo, en cuanto los medios de producción (para producir valores de uso) son poseídos por capitalistas, la trabajadora sólo tiene acceso a los medios de subsistencia a través del proceso de producción capitalista –vendiendo su fuerza de trabajo al capitalista a cambio de salarios con los que comprar y acceder a sus medios de vida y subsistencia. Este esquema de la relación capital-trabajo se basa en gran medida en dos cosas: (a) que la trabajadora es forzada a entrar en esta relación porque ella tiene la necesidad, como ser humano, de reproducir su vida, pero no puede hacerlo por sí misma porque ha sido separada de los medios de producción por el capital; y (b) que ella entra en la relación salarial por sus necesidades de subsistencia, lo que significa que las necesidades de “vida” (subsistencia) tienen una profunda conexión integral con el reino del “trabajo” (explotación). Hasta aquí estamos más o menos en el territorio indisputado de la teoría marxista. Las delineaciones exactas de las relaciones entre el valor de la fuerza de trabajo, las necesidades de la trabajadora y aquello que a su turno afecta al plusvalor relativo, sin embargo, no son teorizadas adecuadamente y por lo tanto no son indisputables en El capital. Dedicaremos lo que queda de esta sección a esto.