Filipinas 2006
El movimiento de liberación de las mujeres: la experiencia filipina
I. Introducción/Cobertura del informe
Este informe intenta exponer las actividades que está realizando por todo el país el movimiento de mujeres por la liberación, pero su enfoque principal es en las actividades llevadas a cabo por el partido, particularmente en Mindanao, durante el periodo revolucionario que es dirigido por el Partido Marxista-Leninista.
Aunque este esfuerzo intentó exponer las actividades históricas al interior del movimiento revolucionario, no se limita a ello y no pudo evitar mencionar importantes actividades y formaciones de organizaciones independientes de mujeres que no son guiadas por el partido y que, de alguna manera u otra, han contribuido a poner en forma el movimiento de mujeres del país.
Como se mencionó, la última sección de esta presentación trata mucho sobre el trabajo de la mujer, particularmente en Mindanao luego de la ruptura en el movimiento nacional democrático a principios de los años 1990. Por mucho que se base en las realidades de Mindanao, no puede evitar abordar el hecho de que Mindanao tiene una composición de tres poblaciones —los lumad (indígenas), los moros y la mayoría de colonos cristianos—, que influenciaron grandemente nuestra línea de marcha/tácticas al desarrollar el movimiento de mujeres.
Tampoco pudimos evitar comparar nuestro trabajo de la mujer con lo que está sucediendo con ese movimiento a escala nacional.
II. Un breve relato histórico del movimiento de mujeres del país
El comienzo histórico del movimiento de mujeres en Filipinas está cubierto bien por los escritos previos de algunas activistas filipinas (en particular, Aida Santos y Sylvia Estrada-Claudio en “Los movimientos sociales y de las mujeres: coyunturas y divergencias”) que, por un lado, presumíamos que habían estado muy activas en el movimiento democrático nacional, pero que terminan siendo muy críticas de la conducta del movimiento de mujeres del país, de su orientación, acercamientos y direcciones. Al revisar los escritos, con nuestra muy limitada experiencia en el movimiento de mujeres, concordamos con los puntos que se traen a colación.
Como señalaba el escrito, el movimiento de mujeres tiene su origen durante el periodo colonial español (siglo 18), en el cual mujeres destacadas (como Melchora Aquino y Gregoria de Jesus) participaron de y proveyeron apoyo al movimiento revolucionario antiespañol. Por traer una cita, “a estas mujeres no las movía un sentimiento pro mujer o un feminismo crudo … ,sino su profundo sentido patriótico o de amor al país”. Al mirar más allá de este tipo de participación de las mujeres en las luchas anticoloniales, encontramos la participación directa de las mujeres de base en la revolución, como la mujer guerrera Gabriela Silang y muchas otras que nunca cayeron en nuestros libros de historia.
De acuerdo con el escrito, en esos tiempo, la Katipunan (la organización revolucionaria) aparentemente carecía de una agenda feminista. Desde ahí, a medida que fue evolucionando el movimiento obrero en el país, se dio la evolución de la organización de mujeres con las trabajadoras, y luego se les unieron algunas mujeres de la elite. Sus asuntos enfocaban en la salud, las mujeres y los niños, los derechos reproductivos y de sufragio femenino. Tal vez todavía haya muchos otros relatos coloridos de las actividades y las acciones de protesta de las mujeres en aquel tiempo que no se han reportado, pero esto de seguro sucede en la época feudal, como lo representaron claramente Maria Clara y Sisa en nuestros libros de historia, como lo escribió Jose Rizal.
Durante más de 400 años de dominación feudal por el dominio colonial español, las relaciones masculinas-femeninas familiares matizadas por el género estuvieron/están presentes durante e incluso después de que EE.UU. se hizo cargo de los asuntos del país. Esta situación existente es reforzada más aún por las enseñanzas eclesiásticas, donde Filipinas ha sido el único país cristiano del Oriente Lejano, gracias a y por cortesía de nuestros amos coloniales.
Durante el periodo colonial estadounidense, un movimiento sufragista entre las mujeres filipinas élite proveniente mayormente de las clases media y alta fue apoyado por las autoridades estadounidenses para desviar las luchas antiamericanas en aquel momento. Hubo un debate sobre el sufragio femenino en el sentido de que sería se limitaría solo a la elite educada. Fue el movimiento democrático nacional encabezado por la Katipunan el que tuvo éxito en impulsar el sufragio universal. Pero otras preocupaciones de las mujeres no prosperaron mucho debido a la revolución inacabada de la Katipunan.
III. El movimiento de mujeres durante el periodo antidictatorial y el movimiento democrático nacional
Poco se ha escrito sobre el movimiento de mujeres después del debilitamiento de la revolución democrática nacional que libraba la Katipunan tras la Guerra Japonesa (Segunda Guerra Mundial) hasta su resurgimiento a finales de los años 1960, encabezado por el otrora Partido Comunista de Filipinas. Las activistas sentían que si la revolución de 1896 era un asunto inconcluso, entonces la agenda de liberación de las mujeres también lo era.
Durante el periodo de reorganización masiva del movimiento democrático nacional bajo la dictadura de Marcos, el partido organizó una Agencia de las Mujeres, que en el 1969 creó Makibaka (Malayang Kilusan nga Kababaihan) —una organización de mujeres autónoma—, para atender los crecientes asuntos de la mujer, y estableció centros de cuidado para los hijos de las trabajadoras en los centros urbanos mayores. La propaganda y las acusaciones antifeministas de ser occidentales, burguesas, lesbianas y antihombres se difundieron incluso desde las filas de los camaradas en el movimiento revolucionario.
Pero este esfuerzo fue efímero, cuando la Ley Marcial fue declarada y Makibaka se volvió clandestina. Malaya se cambió a Makabayan, que significaba una reorientación de autónomos a ala y brazo democráticos nacionales del Frente Democrático Nacional. La Constitución formulada ha articulado claramente el asunto de la orientación sexual; la militancia incluye a filas de mujeres de distinta orientación sexual.
Las corrientes feministas se propagaron incluso con otras formaciones políticas. En el 1975, Hukbalahap organizó KaBaPa (Katipunan ng Bagong Pilipina), cuya constitución tiene el sabor del feminismo del Tercer Mundo y que atiende los asuntos nacionales, de clase y de género bajo sus metas de igualdad, desarrollo, paz, libertad y felicidad para los niños. Hacen fuertes campañas contra la presencia de las bases militares de EE.UU. en Filipinas.
En el 1981, una organización de mujeres autónoma llamada Pilipina fue fundada por diferentes trabajadores de desarrollo social de todo el país. Esta autonomía nace de la insistencia de que “las órdenes de los líderes izquierdistas tenían efectos debilitadores para las mujeres y su movimiento”. Luego, las líderes de Pilipina fueron clave para fundar la Red de Acción de las Mujeres para el Desarrollo (WAND) y Abanse Pinay, el primer partido político de mujeres que tuvo un asiento como representante sectorial ante el Congreso filipino.
En el 1983, en la cúspide de la dictadura de Marcos, se formó el Kalayaan (Katipunan ng Kababaihan Para sa Kalayaan), cuya orientación rechaza la primacía de la lucha de clases y que hizo un llamado para el establecimiento de un movimiento de mujeres autónomo dentro de la agenda democrática nacional y se catalogó a sí mismo de “feminista”, pero ha buscado las bendiciones del líder del movimiento democrático nacional Jose Maria Sison. Se ha convertido en una coalición amplia de mujeres cuyas integrantes provienen de distintas corrientes políticas, incluyendo aquellas de posiciones políticas neutrales. Las miembros son aceptadas bajo los criterios de ser antibases militares y pro derecho al aborto. Al tratar de progresar y tomar consciencia del “asunto de la mujer”, las críticas y los ataques por parte de los camaradas tomaban la forma de que el feminismo era política burguesa y de clase media, altamente occidental y no arraigado en el movimiento democrático local, así como que el llamado a la autonomía desviaría la atención de las metas primarias de la lucha de clases, que era antihombre y que crearía divisiones dentro del movimiento. Acusaron a sus líderes de ser meramente esposas infelices y camaradas. El movimiento democrático nacional realizó esfuerzos para asegurar una línea política correcta y les solicitó que formaran un colectivo político al interior, pero las líderes rehusaron hacerlo.
En el 1984, Gabriela (Asamblea General de Mujeres que se Unen) fue fundada como un frente unido contra la dictadura de Marcos. Tuvo que afrontar el reto de articular los asuntos feministas, que necesitaban pulirse y profundizarse, y no meramente integrar los asuntos de la mujer a su perspectiva política dominante de orientación de clase. Surgieron cuestionamientos sobre los procesos organizativos y la forma en que se manejaba la coalición. Con las diferencias irresueltas, la militancia menguó y solo quedan las organizaciones sectoriales básicas de campesinos, trabajadores y pobres urbanos que pertenecen a la corriente democrática nacional.
A finales de los años 80, surgieron otros grupos de mujeres, mayormente inciciados independientemente desde cualquier bloque o movimiento social que tomara un mandato enfocado en asuntos particulares. Se destacan tres observaciones generales sobre la tendencia de enfocarse en asuntos particulares:
1) había una nacesidad de traducir la comprensión teórica feminista a acciones concretas; 2) el enfoque en los asuntos era una necesidad ya que había una necesidad palpable de enfatizar en los asuntos feministas; 3) el interés de los donantes en atender los asuntos de género también propulsó a una cantidad de grupos de mujeres a crear programas que atendieran estos asuntos.
Como resultado, las organizaciones e instituciones de mujeres se multiplicaron a lo ancho del país para atender las preocupaciones focales de sectores (como las mujeres en las áreas rurales, las comunidades pobres urbanas, las inmigrantes), lo que intenta abordar tanto las preocupaciones feministas como las económicas.
En el 1987, se fundó las DSWP (Mujeres Socialistas Democráticas de Filipinas), que se han hecho sentir en contra de la globalización neoliberal. En el 1994, surgió Sarilaya, que se enfocó en la seguridad alimentaria y el desarrollo sostenible. Otra es SIBOL, que fue clave, con el apoyo masivo de otros grupos de mujeres, en la redacción del borrador y la aprobación de las leyes contra la violación de y la violencia hacia las mujeres.
A medida que estos grupos continuaron enfocándose en los asuntos de la mujer, algunos adoptaron un análisis feminista socialista de la economía y sostenían que la liberación de las mujeres de la opresión patriarcal no puede ocurrir sin la liberación del pueblo entero de la opresión imperialista, y viceversa.
La rápida intervención imperialista en el país bajo el proyecto neoliberal creó cambios mayores en los terrenos socioeconómico y político del país, en comparación con finales de los años 60. Estos cambios crearon dudas en algunos de los líderes del movimiento democrático nacional, particularmente en los cuadros de Mindanao, en cuanto a cómo hacer avanzar la revolución en la etapa de intervención imperialista intensa. Algunos cuadros han llamado la atención del liderato hacia los debates referentes al modo de producción del país y su consiguiente estrategia revolucionaria. Estos han creado más dudas y debates entre las organizaciones del partido a nivel nacional, lo que resultó finalmente en una ruptura.
IV. El periodo de las rupturas en la izquierda
La ruptura fue provocada cuando se cuestionó la orientación del partido con respecto a los análisis, las estrategias y los acercamientos correctos para adelantar la revolución en la situación actual. Nosotras, que estamos en algunas organizaciones del partido en las distintas regiones de Mindanao, coincidíamos con tales cuestionamientos al principio, pero no esperábamos que resultara en una ruptura organizativa. Lo que esperábamos es que el asunto fuera abordado por el partido con profesionalismo y madurez. Esa es tal vez la razón por la cual no estábamos listas para ninguna ruptura y seguíamos otra orientación en aquel tiempo. En aquel tiempo, esperábamos que el partido (CCP) se percatara eventualmente de la relevancia de los cuestionamientos presentados ante el liderato. Pero el resultado fue lo opuesto. En cambio, se circularon por toda la nación memorandos que llamaban a “reafirmar los principios básicos y rectificar los errores”, y aquellos que los rechazaban eran considerados revisionistas y contrarrevolucionarios. Muchos cuadros pidieron por más de un año que se hicieran esfuerzos para sostener debates democráticos, pero el liderato actuó con su puño de hierro ante el asunto, lo que resultó finalmente en una ruptura.
Por consiguiente, para nosotras, que todavía creemos en lo correcto de la lucha continua por el cambio social, debíamos buscar los contactos más indicados y la solidaridad. Sí tratamos (los que teníamos los mismos cuestionamientos y visiones) de agruparnos. Pero esto también fue un proceso largo y tedioso. Muchos cuadros estaban desmoralizados y disgustados, lo que resultó en una pérdida masiva de cuadros del partido a tiempo completo en todas las áreas de la labor partidista. Hasta que finalmente hemos tenido que quedarnos solas y buscar solidaridad con aquellos con quienes compartimos la misma visión. Tal vez esta es una de las razones por la que nos hemos unido a la CI.
El periodo de la ruptura han sido los años oscuros para algunos cuadros revolucionarios que rechazaban el CPP, inspirado por el maoismo. Hasta donde podemos recordar, algunos líderes de los grupos en aquel entonces buscaron el análisis correcto y la dirección revolucionaria. Para nosotras, en las bases, es nuestra justa oportunidad para leer otros libros ML, libros teóricos y opiniones desde distintos ángulos. Algunas de nosotras si se percataron que hubo unos principios y teorías que fueron omitidas implícitamente porque eran inconsecuentes con las estrategias y los acercamientos formulados para adelantar la revolución democrática nacional.
Inmediatamente después de la ruptura, todas las esferas del trabajo partidista fueron afectadas grandemente, y eso incluye el trabajo de la mujer. Por un tiempo, no sabíamos hacia qué, dónde o quién dirigirnos ni cómo proceder con la lucha de la que habíamos participado y a la cual le habíamos dedicado nuestros esfuerzos. Todas pasamos por una etapa que llamamos “tantear a oscuras”, en la que buscábamos dirección y solidaridad. Esto se debe a que quizá, por un periodo en nuestra participación en el movimiento democrático nacional, no estuvimos expuestas a distintas escuelas de pensamiento y orientación o tal vez porque nos vemos imposibilitadas a hacerlo por temor a que nos pusieran la etiqueta de revisionistas, divisivas, contrarrevolucionarias, etc.
Pero las luchas deben continuar. Las distintas esferas de nuestro trabajo debían continuar no empece nuestra falta de orientación correcta y apropiada, y esto incluye nuestro trabajo de la mujer.
Durante el periodo de la ruptura al interior del movimiento democrático nacional, distintos grupos y organizaciones de mujeres surgieron donde se había concentrado el trabajo de diversas ONG y OP (organizaciones del pueblo) sobre un sinnúmero de asuntos. Hubo esfuerzos para encauzar los asuntos feministas por medio de la formación de comités de mujeres. Los estudios de la mujer en algunas universidades y la integración sistemática de la cuestión del género se convirtieron en una estrategia entre la burocracia. Una cantidad de feministas académicas y defensores de los derechos de las mujeres se volvieron consultores del programa gubernamental de la integración sistemática de la cuestión del género. Los diversos esfuerzos por el trabajo de la mujer continúan hasta el presente con distintos grupos y bloques políticos que realizan ese trabajo.
A nivel nacional, los asuntos de la sexualidad, los derechos reproductivos, la violencia contra las mujeres, el tráfico de sexo, la prostitución forzada (“comfort women”) se generalizaron y desencadenaron discusiones y campañas entre distintas organizaciones de mujeres, y obtuvieron resultados positivos considerables. Hubo incluso leyes que se aprobaron como respuesta al clamor creciente de estos grupos, como por ejemplo la ley contra la violencia contra las mujeres y los niños. Hasta la fecha, el gobierno fue forzado a crear servicios y cuerpos que implementaran dichas leyes, a pesar de lo mal equipado que está. La integración sistemática de la cuestión del género fue la orden del día en los programas y las oficinas gubernamentales.
V. El movimiento de mujeres: la experiencia, las realidades y las perspectivas de Mindanao
El movimiento de mujeres en Mindanao ha sido vinculado estrechamente con el desarrollo del movimiento de mujeres en el país y, al mismo tiempo, ha sido influenciado grandemente por el desarrollo del movimiento a nivel mundial.
Mindanao, básicamente una economía predominantemente agrícola que sigue los dictámenes del control imperialista, se compone de tres poblaciones —los moros, los lumad y la mayoría de colonos cristianos/filipinos que tenían sus propias tradiciones, cultura y afiliaciones religiosas, lo cual debe tomarse en cuenta si intentamos profundizar en el asunto de la mujer. Dado su modo de producción capitalista desigual y mal desarrollado, el trabajo de la mujer también tiene distintos niveles de desarrollo y participación.
Para nosotras en el Partido Obrero Revolucionario de Mindanao (RPMM), el trabajo de la mujer, la orientación y la conducta nuestros han influenciado en gran medida [no queda claro en el original si han influenciado o si han sido influenciadas por] la orientación y las directrices que el movimiento democrático nacional ha establecido. La presentación histórica de las experiencias a nivel nacional es lo que hemos vivido en Mindanao. Ha aprendido sobre y entendido la orientación feminista socialista sólo después de la ruptura, luego de haberse vinculado a la Cuarta Internacional por medio de sus estudios a mediados y finales de los años 90. Por un tiempo, habíamos continuado con nuestro trabajo de la mujer, tratando de entender su nivel de orientación nuevo en el contexto de las realidades y las perspectivas de Mindanao.
Nuestro trabajo de organizar a las mujeres toma en cuenta la composición tripoblacional de Mindanao —los moros, los lumad (indígenas), y los colonos cristianos—, sus culturas, tradiciones y afiliaciones religiosas. El organizar a las mujeres por sectores, particularmente entre las colonas cristianas, también tiene uno de sus acercamientos, que es si son granjeras, pescadoras, pobres urbanas o del movimiento obrero, ya sea en un sindicato, empleadas de servicios, obreras de la agricultura y las semiproletarias. Las organizaciones varían desde todo tipo de organizaciones de mujeres hasta colectivos de mujeres en las organizaciones mixtas de composiciones y sectores tripoblacionales.
Los objetivos y las metas al establecer organizaciones de mujeres en distintos niveles varían. Esto depende mucho de las necesidades y los asuntos concretos que enfrentan las mujeres en distintas áreas, pueblos, sectores y líneas de trabajo. Estas organizaciones de mujeres atienden asuntos que van desde los que tienen que ver estrictamente con la cuestión de la mujer hasta los ambientales, económicos y de derechos humanos. Los asuntos de la mujer sobre la sexualidad, los derechos reproductivos y el aborto se incluyen lentamente en nuestro trabajo educativo y campañas, y se debe tener mucho cuidado con las realidades de cada persona o población. Justo al comienzo, las organizadoras debían tomar muchas consideraciones en cuanto al origen étnico, las costumbres y las tradiciones, e incluso la afiliación religiosa, para ganarse la aceptación y el respeto entre los diferentes sectores.
Actualmente, el trabajo de la mujer tuvo que prestarle atención a organizar a las trabajadoras inmigrantes y sus familias, cuya cantidad crece cada año. Debido a la pobreza y a la creciente tasa de desempleo, particularmente en el campo, las mujeres de las comunidades tanto rurales como urbanas aprovechan cada oportunidad que tienen de poder trabajar en el extranjero de empleadas domésticas. Con estas tendencias migratorias actuales, y de acuerdo con estimados nacionales, más del 40 por ciento del Producto Bruto Nacional de Filipinas proviene del envío de dinero de los trabajadores filipinos en el extranjero. Esta tendencia plantea una gran amenaza para el partido: cómo organizar estos emigrantes filipinos que están por todo el planeta.
La mayoría de las mujeres de Mindanao había emigrado particularmente hacia los países del Oriente Medio para trabajar de asistentes domésticas. Las organizaciones impulsaron los asuntos de la seguridad social y la protección de los derechos de las trabajadoras migrantes. Las trabajadoras migrantes habían estado experimentando constantemente casos de violación, maltrato y hostigamiento sexual. Hubo incluso caso notorios de violación, maltrato y asesinatos que capturaron la atención del público general y de los paíse receptores y que resultaron en movilizaciones. Hasta el presente, como atender estas tendencias y temas sigue siendo un desafío para el gobierno y el movimiento de la mujer.
Además de crear organizaciones de mujeres, los grupos de mujeres establecieron instituciones que proveían servicios a los asuntos que afectaban a las mujeres, tales como centros de refugio para las mujeres y los niños maltratados, y servicios legales y de consejería. Los programas, los servicios y los proyectos tales como la salud, la nutrición, la alfabetización, las campañas sobre la violencia contra las mujeres y el tráfico de mujeres, y los proyectos de sustento son las actividades habituales de estas organizaciones e instituciones de mujeres.
La situación de guerra y los asuntos de paz actuales en Mindanao plantearon un gran reto, particularmente a las mujeres que más se afectan con la situación de guerra. Distintas organizaciones revolucionarias están librando una guerra en contra del gobierno. De vez en cuando, hubo enfrentamientos no sólo con los grupos revolucionarios, sino incluso con otros grupos descontentos, a los cuales el gobierno les puso el sello de “terroristas”. En situaciones de guerra, por lo general son las mujeres quienes llevan la carga de cuidar a sus familias (los niños), incluyendo el sustento y los medios para vivir, sin mencionar el acoso que sufren, especialmente si están casadas con revolucionarios. Durante las operaciones militares, hay mujeres que son violadas. Justo recientemente, se dio un caso conocido de una víctima de violación por parte de un soldado estadounidense que participaba en el “proyecto de Balikatan” —un ejercicio de guerra compartido entre el Gobierno de Filipinas y soldados estadounidenses bajo el pretexto de luchar contra los terroristas.
Los diversos grupos y organizaciones de mujeres tenían distintos niveles y formas de participar en los diferentes asuntos y campañas políticos. Fueron muy activos, y algunos se convirtieron en los iniciadores de campañas y movimientos por la paz , el ambiente y otros movimientos sociales.
Hubo individuos y grupos de mujeres que participaron y se enfocaron en el ámbito electoral y legislativo. Por años, el ámbito electoral ha sido un esfuerzo dominado por la elite y los hombres. Pero con la participación directa de las organizaciones de masas en la lucha electoral, organizaciones en las listas de partidos [partylist en el original] fueron exitosas al presentar candidatas para los cuerpos legislativos, tales como Abanse Pinay, Gabriela y mujeres representantes de Akbayan. Estos grupos se ocuparon conscientemente de cabildear, establecer contactos y abogar por los asuntos de las mujeres y de la paz y el desarrollo. Actualmente, las organizaciones de mujeres están muy ocupadas lidiando con los asuntos del Cambio de Estatutos, ya que se eliminaron de la Propuesta de Constitución las disposiciones constitucionales progresistas. A eso se suma la creciente campaña federalista en Mindanao como alternativa al Cambio de Estatutos.
VI. Nuestros retos y perspectivas
A nivel ideológico, la orientación y la educación feministas socialistas están siendo incorporadas, según nuestra capacidad, al crear actividades para estos grupos de mujeres. Es un gran reto para la organización del partido el concretar y actualizar la orientación feminista socialista en las organizaciones de mujeres bajo su influencia y atención.
Incluso luego de establecer vínculos con la CI, especialmente en el aspecto de sus contribuciones teóricas a las organizaciones del partido en Mindanao, algunos cuadros tuvieron dificultades para concretar ese insumo, particularmente con relación a la cuestión de la mujer. Hubo dificultades al sostener discusiones libres y profundas sobre la sexualidad y el patriarcado entre los camaradas. Se requieren muchas consideraciones e ingenuidad para llevar a cabo discusiones y campañas sobre estos asuntos, particularmente al nivel de las bases, porque la mayoría no ha estado expuesta a tales ideas y posiciones radicales o porque la práctica existente prohíbe o no provee un lugar favorable para estas discusiones libres. Las costumbres, las tradiciones y las afiliaciones religiosas debían tomarse en cuenta cuidadosamente al discutir estos asuntos.
Si uno de los elementos principales de la liberación de las mujeres es el asunto de la sexualidad y el patriarcado, entonces la organización del partido en Mindanao debe duplicar sus esfuerzos para concienciar y concretarlo en la práctica, y eso debe empezar con la militancia general.
El reto de crear organizaciones, grupos y colectivos de mujeres autónomos en una organización mixta es constante, así como la incorporación del currículo y la orientación feministas a la educación teórica.
Otro aspecto es que los problemas y las tendencias de la emigración filipina han afectado grandemente las mujeres “tripoblacionales” en Mindanao.
El construir relaciones de trabajo y cooperación más estrechas con otros grupos feministas y con otros bloques y corrientes sobre asuntos y campañas feministas es un reto constante, así como el buscar la forma de superar el problema que arrastramos por años de la falta de unión entre sectores progresistas de la clase obrera, que tiene las repercusiones correspondientes sobre el progreso de las luchas antimperialistas y los movimientos por el cambio social.